jueves, 19 de febrero de 2009

La poesía ataca de nuevo...

Leí todos los libros y es, ¡ay! , la carne triste.
¡huir, huir muy lejos! Ebrias aves se alejan
entre el cielo y la espuma. Nada de lo que existe,
ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
ni la madre que, amante, da leche a su criatura,
ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
sobre el papel en blanco que defiende su albura
retendrá al corazón que ya en el mar se hunde.
¡Yo partiré! ¡Oh, nave, tu velamen despliega
y leva al fin las anclas hacia incógnitos cielos!
Un tedio, desolado por la esperanza ciega,
confía en el supremo adiós de los pañuelos.
Y tal vez, son tus mástiles de los que el viento lanza
sobre perdidos náufragos que no encuentran maderos,
sin mástiles, sin mástiles, ni islote en lontananza…
Corazón, oye cómo cantan los marineros!

Stéphan Mallarmé

2 comentarios:

Sole dijo...

En la encuenta falat el interminable Zunthor (o como mierda se escriba)
Suerte mañana!

Celetras dijo...

Jaja, no te gustó Zumthor? Yo lo bané porque leímos sólo un capitulín, o sea, no era la gran cosa, jaja... Graicas por comentar, Sole! Cómo anduviste con los finales? Un beso grande
Maru