
Edgar Allan Poe
Ganador de la encuesta realizada esta semana sobre quién debería ser el próximo autor reconocido y homenajeado en nuestro blog, Edgar Allan Poe es, sin duda, una de las figuras más importantes en la historia de la literatura contemporánea: a él debemos la existencia de la literatura policial y la consagración del cuento y el relato breve como géneros narrativos. Por eso, más allá de su trágica vida y sus problemas personales con las adicciones y sus relaciones amorosas, los grandes aportes que ha hecho este periodista, poeta y crítico a la literatura son de tal envergadura y relevancia que no sólo su obra sigue siendo leída con tanta fascinación, sino que además han señalado el camino para los grandes escritores del siglo XX.
A continuación, presentamos un fragmento de su gran poema narrativo "El cuervo" y el inicio de "El corazón delator", uno de sus cuentos más conocidos y perversos.
A mi alcoba retornando con el alma en turbulencia,
Pronto oí llamar de nuevo, esta vez con más violencia:
"De seguro -dije- es algo que se posa en mi persiana,
Pues, veamos de encontrar
La razón abierta y llana de este caso raro y serio,
Y el enigma averiguar:
¡Corazón, calma un instante, y aclaremos el misterio...:
Es el viento, y nada más!".
La ventana abrí, y con rítmico aleteo y garbo extraño,
Entró un cuervo majestuoso de la sacra edad de antaño.
Sin pararse ni un instante ni señales dar de susto,
Con aspecto señorial,
Fue a posarse sobre un busto de Minerva que ornamenta
De mi puerta el cabezal;
Sobre el busto que de Palas la figura representa
Fue y posóse, y ¡nada más!
Trocó entonces el negro pájaro en sonrisas mi tristeza
Con su grave, torva y seria, decorosa gentileza;
Y le dije: "Aunque la cresta calva llevas, de seguro
No eres cuervo nocturnal,
¡viejo, infausto cuervo oscuro vagabundo en la tiniebla...!
Dime, ¿cuál tu nombre, cuál,
En el reino plutoniano de la noche y de la niebla...?
"Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".
EL CORAZON REVELADOR
¨Es cierto. Soy muy nervioso. Terriblemente nervioso. Lo he sido siempre. Pero ¿por qué decís que estoy loco? La enfermedad ha agudizado mis sentidos, pero no los ha destruido ni embotado. De todos ellos, el más agudo era el del oído. Yo he escuchado todas las cosas del cielo y de la tierra y mucjas del infierno. ¿Cómo, entonces, he de estar loco? Atención. Observad con qué salud, con qué calma puedo relataros toda esta historia.¨