A Orfeo
Desde la entraña más oscura de la tierra
con un chillido, y un rugir de plata
la Música, en cadencia funeraria
abrió la puerta del misterio al alma humana.
pues más allá del espacio y del tiempo
habrías de ir a buscar a tu amada.
Aún sentías tú latir su pecho
en la raíz del árbol, la quebrada
ola del mar, la madrugada.
Y la hoja al viento te recuerda
ese bailar tan suyo, tan sereno;
ese danzar que este cruel destino
supo ahogar en lo amargo del veneno.
Marcha, pues, a recuperarla
marcha, pues, que las musas te inspiran:
la frente erguida,
y la mirada simple,
y en la mano la lira.
Querido Orfeo, te diré un secreto:
ni la Muerte resiste a la Poesía