Antes que nada, queremos desearles a todos un excelente año lectivo, con muchas materias lindas, con muchas cosas interesantes para estudiar y muchos libros buenos para leer. Y, cómo negarlo, también con muchos momentos memorables y grandes amigos literatos... Como parte de nuestra Comunidad de Letras, queremos darles la bienvenida a los que empiezan a cursar su primer año de la carrera; esperamos que la disfruten y que la aprovechen mucho. Sepan que los más grandes estamos para ayudarlos en lo que necesiten.
Como es propio de nuestro blog, esta primera semana de cursada presentamos a un autor. Para variar un poco, elegimos algo de prosa: dos ácidas "fabulitas" -etiqueta, tal vez, demasiado inocente- de Ambroise Bierce (1842 - 1914). ¡Que las disfruten! ¡Déjennos sus comentarios!
El Zorro y el Pato
Un Zorro y un Pato habían disputado sobre la propiedad de una rana, y llevaron el asunto ante un León. Después de oír una enorme cantidad de argumentos de uno y de otro, el León abrió la boca para emitir juicio.
—Ya sé cuál es tu decisión —dijo el Pato, interrumpiendo—. Es que de acuerdo con nuestra propia exposición, la rana no pertenece a ninguno de nosotros dos, y que tú te la comerás. Permíteme decirte que esto es injusto, como lo demostraré.
—Para mí está claro —dijo el Zorro— que tú darás la rana al Pato, y me darás el Pato a mí, y luego me comerás a mí. No me falta experiencia acerca de la ley.
—Estaba por decirles —dijo el León, bostezando—, que durante la discusión de este caso, la propiedad en disputa se fue a los saltos. Quizá puedan procurarse otra rana.
El León y la espina
Un León que vagaba por el bosque se clavó una espina en la pata, y al encontrar a un Pastor, le pidió que se la extrajera. El Pastor lo hizo, y el León, que estaba saciado porque acababa de devorar a otro pastor, siguió su camino sin hacerle daño. Algún tiempo después, el Pastor fue condenado, a causa de una falsa acusación, a ser arrojado a los leones en el anfiteatro. Cuando las fieras estaban por devorarlo, una de ellas dijo:
—Este es el hombre que me sacó la espina de la pata.
Al oír esto, los otros leones, honorablemente, se abstuvieron, y el que había hablado se comió él solo al Pastor.
3 comentarios:
Muy buenas fábulas, muchachos!! Lástima que no muchos entren y comenten... Hay que promocionar el blog, che!! Nos vemosssss
y promocionanos vos :)
Gracias por los comentarios, queridos! Esta semana, o como mucho la que viene, si Dios quiere nos poenmos las pilas con la publicidad... Un abrazo grande a todos!
Maru
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